La gestión de vulnerabilidades implica identificar y mitigar las debilidades en los sistemas mediante el escaneo, la priorización de la remediación y la aplicación de parches, lo que garantiza una defensa sólida contra posibles vulnerabilidades.
Al monitorear y abordar continuamente las vulnerabilidades, las organizaciones pueden reducir la superficie de ataque, fortalecer su postura de seguridad y protegerse de manera proactiva contra posibles infracciones.